Izara Bueno Blanco, 2º ESO, E
Hoy, miércoles, 26 de mayo de 1993, me he dado cuenta de que mi bloque de viviendas parece un zoo, sí, he dicho zoo. En realidad sólo somos cinco vecinos por bloque, pero el mío...
Empecemos con la planta baja, en la que hay tres puertas. En la de la izquierda vive un joven estudiante de la naturaleza, que todos los días viene con un tarrito de cristal en cuyo interior guarda un insecto, eso sí, diferente en cada ocasión, nunca repite. En la puerta del medio vive una solterona que tiene unos trece gatos, y eso tirando por lo bajo; siempre me la encuentro recogiendo el correo, con la misma bata y un ligero aroma a comida de gatos. Y en la puerta de la derecha vive un señor de setenta y pico años, que odia los animales. Por esa razón, cada vez que ve a un vecino con una de sus mascotas, esconde la cabeza bajo la gabardina para así no ver nada, y por ese motivo le llamamos "el avestruz", pero eso sí, con cariño, y un poco de retintín. Pero sobre todo con cariño.
En la parte de arriba vivimos mi vecino cazador y yo. Éste es un personaje muy peculiar, ya que un día puede venir de su cacería tanto con pequeño ave como se puede presentar con un jabalí que no entra por la puerta, puerta sobre la que, por cierto, tiene colgada una cabeza de ciervo.
Y finalmente estoy yo, que el único animal que tengo es un pequeño pez de colores. Y bueno, en resumen, ¡cuánto bicho hay en mi bloque!
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