
Se trata de tres magníficos relatos hagiográficos sui generis nacidos de la pluma de Eduardo Mendoza, narrados con el inconfundible y personalísimo estilo del autor. Son una combinación perfecta de seriedad e ironía. Los tres relatos de este volumen guardan un rasgo común: hay personajes que podrían calificarse de santos, pero no por ser mártires ni anacoretas, sino porque están dispuestos a renunciar a todo por una idea.
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