«Nací cuando mis padres ya no se querían», recuerda Adriana, mucho después de que todo haya sucedido. Por ello, la niña se crea un paraíso propio, poblado por amigos imaginarios y una familia de su elección.
Esta felicidad que Adriana se construye a medida se ve perturbada cuando debe iniciar el periplo escolar y entrar definitivamente en el mundo de los adultos, un entorno que le resulta ajeno y, a veces, hostil. Sin embargo, siempre queda un refugio bajo las relucientes estrellas escondidas en los cristales de la lámpara del salón.
En esta novela Ana María Matute recrea un universo infantil delicado y maravilloso, que hipnotiza al lector desde la primera página.
Esta felicidad que Adriana se construye a medida se ve perturbada cuando debe iniciar el periplo escolar y entrar definitivamente en el mundo de los adultos, un entorno que le resulta ajeno y, a veces, hostil. Sin embargo, siempre queda un refugio bajo las relucientes estrellas escondidas en los cristales de la lámpara del salón.
En esta novela Ana María Matute recrea un universo infantil delicado y maravilloso, que hipnotiza al lector desde la primera página.
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